En este articulo vamos a explicar cuál es la diferencia entre una olla rápida y una olla a presión
¿Te gusta cocinar? ¿Quieres tener platos sabrosos y bien cocinados en pocos minutos? Descubre todas las ventajas que pueden aportarte una olla a presión o una olla rápida al empezar a preparar tus platos preferidos. No dudarás en elegir una u otra para cocinar los guisos que más te gustan.
Tanto las ollas rápidas como las ollas a presión se usan en muchas casas, a menudo para preparar innumerables platos. Además, tienen la ventaja de que duran muchos años, como es el caso de la olla alza y similares. Por lo tanto, son una buena inversión.
Merece la pena conocer las principales diferencias entre las ollas a presión y las rápidas, dos conceptos que mucha gente confunde. De hecho, estas últimas representan un paso hacia adelante en la evolución de las ollas a presión. Una mayor presión en la cocina y elementos de seguridad diferentes caracterizan ambos tipos de ollas.
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Las ollas rápidas
Tal y como su nombre indica, las ollas rápidas son capaces de cocinar los alimentos en menos tiempo del que llevaría hacerlo con una olla tradicional. De hecho, una olla rápida fagor nos ahorra las tres cuartas partes del tiempo de cocción habitual de un plato. Se trata de una ventaja fundamental para nuestro día a día, en el que todos vamos deprisa pero seguimos deseando comer bien.
Además, las ollas rápidas tienen una presión máxima superior a la de cualquier modelo de olla a presión.
Otra de las grandes ventajas de las ollas rápidas es que tienen dos velocidades. Por lo que permiten cocinar de manera adecuada tanto alimentos duros como tiernos.
Esta cocina rápida a elevada presión hace que los alimentos conserven mejor sus nutrientes, de modo que la cocción resulta más sana.
Asimismo, hay que destacar que la cocina con olla rápida resulta mucho más eficiente, gracias a su base difusora térmica de estilo sándwich y a la válvula non venting. Precisamente, este tipo de válvula es uno de los elementos característicos de las ollas rápidas. Se trata de un elemento muy silencioso y que expulsa muy poco vapor. Esto hace que se necesite muy poca agua para cocinar. Hay que tener en cuenta que, a mayor presión, los tiempos de cocción aún se reducen más.
Finalmente, merece la pena destacar la comodidad y la facilidad de uso que ofrece una olla rápida. A diferencia de la olla a presión, es mucho más fácil cerrar la tapa y abrirla rápido para purgar el vapor a tiempo y que la comida no quede demasiado cocida.
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Las ollas a presión
Las ollas a presión acumulan vapor en el interior cuando están prácticamente selladas. Este aumento de la presión hace que los alimentos se cuezan a temperaturas mucho más altas, por lo que se acorta el tiempo de cocción. De hecho, se calcula que se reduce entre 1/3 y la mitad del tiempo habitual.
Las ollas a presión tienen una válvula reguladora que deja escapar el vapor según nuestras necesidades de cocción.
Al elegir una olla a presión, debemos fijarnos en la calidad de la marca fabricante, en las medidas de seguridad que lleva – especialmente la válvula correspondiente – y en la presión que puede conseguir. También es interesante valorar el modelo en función de su capacidad, mango o asas y diámetro.
Las recetas que podemos preparar con una olla a presión son muy variadas. Caldos, legumbres y verduras son los protagonistas de la cocina con estas ollas. Aunque también los estofados y guisos de carne se ven muy favorecidos con esta cocción, que deja la carne más tierna y jugosa.
En definitiva, tanto las ollas a presión como las rápidas son un elemento imprescindible para una cocina sana, rápida y sabrosa.
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